Boca sigue sin rumbo y perdió 3 a 0 frente a Rafaela, que núnca había
podido llevarse una victoria de La Bombonera. Esta fue la sexta vez en
la historia que el xeneize arranca un torneo con dos derrotas
consecutivas como local.
Parece ser repetitivo decir que el conjunto de Carlos Bianchi no encuentra una identidad de juego, pero no. Pasan los partidos y el nivel demostrado sigue siendo el mismo: malo. A este flojo desempeño se le puede agregar la falta de suerte que sufre el Xeneize, ya que en el primer tiempo habia hecho un partido correcto hasta el minuto 36, cuando un tiro libre de Gómez se desvió en la barrera y, con mucha fortuna, la pelota fue hacia el palo contrario del arco defendido por Agustín Orión. Boca, sin merecerlo, se fue al descanso perdiendo por la minima.
A partir de ese momento, el equipo volvió a parecerse al del segundo tiempo del partido contra Newell's. Nervioso por la ansiedad de ir a buscar el gol, Boca siguió teniendo la iniciativa que tuvo en el arranque, pero la falta de creación de juego y no poder concretar las pocas chances de gol, lo fueron llevando a lo peor. Un grosero desorden defensivo de los centrales Daniel Díaz y Lisandro Magallán quienes, en una jugada sin peligro, fueron hasta la mitad de cancha a querer presionar y robar el balón, y terminaron habilitando a dos jugadores de la Crema que quedaron solos contra Hernán Grana, para que Federico González decretara el 2 a 0.
Como frutilla del postre, un Boca totalmente volcado al ataque, resolvió mal un tiro de esquina a favor que derivó en un contrataque letal que, tras una serie de rebotes, un ex jugador del club como Pol Fernandez anotara el 3 a 0 final. El público volvió a caldearse como en el anterior partido de local, pero esta vez las víctimas fueron los jugadores, a quienes les recreminaron la falta de actitud y el flojo desempeño demostrado hasta el momento. En un un comienzo de temporada que exige buenos resultados inmediatos, el Xeneize está muy lejos de poder lograr sus objetivos y la gente se lo está haciendo notar.
Ezequiel Cribelli
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