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lunes, 9 de marzo de 2015

River volvió a regalar puntos jugando en casa

Un River muletto se lucía en el primer tiempo y ganaba 2-0, pero distracciones y errores  hicieron que Unión empatara el partido. Demasiado premio para los santafesinos, que dejaron al Millonario sumido en sus propias dudas e impotencia. Fue 2-2 en Núñez.


¿Qué le pasa a River? Es la pregunta que se hace todo el mundo, incluído Marcelo Gallardo. Imposible entender qué sucede en un equipo que hace un primer tiempo perfecto, está para la goleada y termina regalando un partido jugando en su propia cancha. Para colmo, ante rivales que por momentos se olvidan que existe el arco de en frente y solo se preocupan por defender el propio.

Difícil creer cómo terminaron las cosas pensando en lo que fue la primera mitad del encuentro. River, con un equipo de suplentes y pocos jugadores de renombre, desplegó un gran fútbol. Por momentos recuperó todo el brillo que supo tener, en lo que fueron sin dudas los mejores 45' en lo que va del año. Fue un monólogo del dueño de casa, que a los 3' ya se ponía en ventaja gracias a Cavenaghi. El Millonario pasó por encima a los santafesinos con dinámica, mucha movilidad y con un juego muy agresivo. Sebastián Driussi amplió el marcador y se vaticinaba una goleada.

River se fue al entretiempo ganando 2-0 y con la sensación de que el resultado quedaba corto. De no ser por las intervenciones del arquero Matías Castro, el partido podría haber sido liquidado en la primera parte. La superioridad fue total, algo que no pudo plasmarse en el complemento. Los de Gallardo salieron a jugar el segundo tiempo demasiado relajados, desconcentrados y erráticos. Muchos futbolistas bajaron su rendimiento notablemente, lo que hizo que el funcionamiento del equipo dejara de ser el mismo.

Los problemas no tardaron mucho en hacerse notar. Lucas Gamba descontó luego de un grosero error defensivo e Ignacio Malcorra marcó la igualdad tras un tiro libre y gran responsabilidad de Julio Chiarini en el arco. Volvieron los fantasmas y las dudas. Otra vez, River era ampliamente superior a su rival, pero la ineficacia y las desatenciones le hacían pagar un precio demasiado caro. Para colmo, los cambios no ayudaron para nada. Ponzio, que había hecho una gran tarea, le cedió su lugar a Tomás Martínez, de pésimo rendimiento. Mora, que ingresó por Driussi, inquietó un poco más, pero falló en los metros finales.

River desperdició varias oportunidades de ganarlo en los últimos minutos, preso de la desesperación y la bronca. Camilo Mayada fue de lo más destacado en cuanto a despliegue y ataque, mientras que Augusto Solari volvió a ser lo peor del equipo como la mayoría de las veces que le toca jugar. Lo que debería haber sido una goleada, terminó en un empate con sabor a derrota y con la certeza de que, la mayoría de las veces que el rival llega al gol, no es por mérito suyo sino por falencias propias.

Es cierto que el campeonato es muy largo, pero hoy River ha perdido aquello que había recuperado a lo largo del 2014: hacerse fuerte en el Monumental. Si bien no ha caído derrotado, los tres empates consecutivos no son una buena noticia. Con ocho puntos, el Millonario se encuentra a cuatro del líder Rosario Central y tiene por delante la difícil tarea de reubicarse en el grupo de la Libertadores, donde por el momento marcha último. Puntos sensibles que ojalá no sean necesarios en el futuro.


Macarena Álvarez Kelly
@Malvarezkelly




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