Menú

martes, 15 de julio de 2014

Al gran pueblo argentino, salud.

En estos días, al pueblo argentino le tocó vivir una experiencia única e irrepetible (esperemos que no). La oportunidad de vivir un Mundial a unos tres mil kilometros y sin necesidad de cruzar un océano. Y sí, dejaron miles de cosas de lado las doscientas mil personas que fueron a ver esa final en las que nos tocaba disputar después de tantos años.




"¿Cómo me voy a olvidar? Fue lo mejor que me pasó en la vida", dice una canción de los Autenticos Decadentes y está claro con lo que se vivió que es así. Es inolvidable, la alegría que sintieron todos los argentinos de estar en Brasil será imposible de igualar, ver como perdían 7 a 1, como la albiceleste ganó y se metió en la final y además, literalmente, se copó Río de Janeiro.

Ni un sambódromo alcanzó para la cantidad de argentinos que llegaron. Sí, el sambódromo, el símbolo cultural de Brasil colmado de punta a punta por argentinos. También dos descampados que, los brasileros, usan para grandes ferias.

Río de Janeiro se tiñó de celeste y blanco por dos días (sábado y domingo). Pero en Copacabana, en especial, se notó el "Fan Fest" colmado y gente a los alrededores. Sacando el resultado, lo malo de ese día fue el argentinismo de tirarle cosas y pegarle a los alemanes que, con razón, festejaron el gol y el cuarto título mundial. Pero ni hablar de la policía brasilera, que una vez terminada la final, empezó a reprimir por cualquier motivo y a gritar "putos, putos, putos" a todo argentino que se le cruzaba. Si, los policias, ya nada sorprende. Una verdadera vergüenza.


¿Sabor amargo para la vuelta? Sí, por el discutible penal de Neuer a Higuaín, por los desperdicios del mismo pipita y Palacio, pero después no hay otro sentimiento que no sea orgullo por esta selección que dejó hasta lo que no tenía por lograr el título y quedó a poco de ir a los penales.

¿Se podía pedir más? Creo que no, pero siempre hay alguien que dice "mejor que sobre y no que falte" (mejor que haya más y no menos)...

La vuelta fue tranquila, un poco triste por haber perdido la final y la ilusión, pero mucho más alegre porque la bandera argentina volvió a dar que hablar y a quedar en los primeros puestos.
Muchos agradecimientos a los jugadores y al cuerpo técnico y médico por devolvernos el orgullo de ser argentinos, volver a sentir la pasión y tener las ganas de alentar la misma bandera sin importar de que cuadro fuese cada uno.

Ojalá que cuando arranque el fútbol local se sigan acordando que son argentinos, que la violencia puede quedar de lado y disfrutar de un espectáculo como es este deporte que tanto apasiona.

Hernán Sartorio

No hay comentarios.:

Publicar un comentario