Muy distinta fue la imagen de este Boca al del último miércoles en el Estadio Único de La Plata, que hasta ese entoncera dirigido por Bianchi. De principio a fin, el Xeneize se llevó por delante a un Vélez que venía con puntaje perfecto y puntero del campeonato, anulando su sistema de juego y quitándole la posesión del balón. A esto se le sumaron los niveles altos de Nicolás Colazo y César Meli (que luego coronaría su actuación con un gol), quienes presionaron, quitaron y generaron juego como hace mucho no se veía.
Sobre el final del primer tiempo, una recuperación en mitad de cancha a favor de Vélez dejó desacomodada a la defensa Xeneize y sin marca a Jorge Correa, quien sacó un gran remate cruzado que fue imparable para Agustín Orión. Sin embargo, haberse ido al densanso en desventaja no fue motivo para que Boca bajara los brazos.
En tan solo siete minutos del complemento, el conjunto de Rodolfo Arruabarrena dio vuelta el marcador. Primero con un cabezazo de un jugador que viene siendo muy cuestionado su rendimiento como el de Cata Díaz y luego, tras una gran jugada colectiva, César Meli abriría el camino de Boca hacia la victoria.
Con un Vélez totalmente volcado al ataque, Leandro Marín ubicó al recien ingresado Emmanuel Gigliotti, quien logró eludir a uno de los dos defensores fortineros que habían quedado como últimos hombres, y así pudo dejar de cara al arco a un Andrés Chavez que fusiló el arco defendido por Sebastían Sosa y desató su tan deseado grito de gol, acompañado de una gran emoción.
Arranque con el pie derecho para Rodolfo Arruabarrena en su desafío de devolver la identidad a un Boca muy golpeado, y también devolver la alegría a un público que viene apoyando al equipo en las buenas y en las malas.
Ezequiel Cribelli
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