Muchas eran las expectativas con respecto a la serie superclásica que enfrentaría a Boca y a River por la Sudamericana. Pero ambos equipos quedaron en deuda con los hinchas que se hicieron presentes en la Bombonera y con los millones que lo siguieron por televisión.
El conjunto local tomó la iniciativa, pero la presión alta y la intención de llegar al área de Barovero con mucha gente le duraron poco. Ninguno de los dos logró inquietar al arquero rival. La más clara para los Xeneizes fue un tiro de media distancia de Gago, quien se dedicó más a quejarse que a jugar. Por otro lado, un Millonario diezmado en la ofensiva con la ausencia de Mora, apenas contó con un taco de Teo que se fue desviado.
En el complemento se vieron más espacios, pero no pudieron o no quisieron arriesgar demasiado. Boca no encontró los caminos adecuados y River priorizó el órden por encima del juego. Poco pesó el cansancio físico de los de Gallardo, quienes terminaron manejando el partido con más actitud que otra cosa. Martínez en el primer tiempo y Maidana en el segundo debieron abandonar el campo de juego por lesión.
El trámite se hizo demasiado trabado e interrumpido, con amonestaciones por doquier y jugadores demasiado nerviosos. Ambos se preocuparon más por no perderlo que por ganarlo. Es difícil precisar a quién le calza mejor el empate en cero, más aún en un partido tan indescifrable como lo es un Superclásico. Lo cierto es que ambos se quedaron con un sabor amargo: Boca por lo poder ganar en su casa y River por no haber anotado como visitante. Todo se definirá el próximo jueves en el Monumental.
Macarena Álvarez Kelly
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