El partido arrancó con un conjunto Millonario algo más relajado y no tan preciso como en los dos cotejos anteriores. Además, la presión y la marca uno contra uno de los jugadores del Halcón de Varela complicaron las cosas en el inicio. Más de una vez los contragolpes del visitante dejaron a la defensa mal parada y se pasaron algunos sobresaltos.
Pero si algo tiene como característica este River es la explosión y la sorpresa, los jugadores se mueven constantemente en la cancha, relevando a sus compañeros y tomando posiciones inesperadas. Tal es así que el marcador se abrió luego de una gran jugada colectiva y un centro de Pisculichi, que Sánchez cabeceó como un centrodelantero para doblegar el arco de Pellegrino.
Y aquí otra de las cualidades de esta nueva versión del equipo: cuando consigue el gol, va por más. Siempre intenta jugar con el arco rival entre ceja y ceja. Si hay cambios, son para redoblar la apuesta. El hincha se siente encantado con esta idea del entrenador, tanto que se lo hizo notar en dos oportunidades, cuando de las cuatro tribunas bajó una ovación al grito de "Muñeeeeco". Un giño al DT, como dándole a entender que se agradece semajante espectáculo futbolístico.
El segundo llegó un instante después. Mientras Kranevitter yacía lesionado en la mitad de la cancha, el equipo no abandonó el ataque y se lanzó hacia el arco de la Sívori. Pisculichi metió un pase filtrado que Teo pateó sobre el cuerpo del arquero, pero ahí apareció Sanchez, nuevamente como un nueve para definir de cabeza el 2 a 0. En el segundo tiempo, luego de un centro de Mercado, llegaría el 3 a 0 definitivo mediante un cabezazo de Teo. Así, el colombiano sigue de racha: marcó en los últimos siete partidos de la Banda.
De esta manera, River acumula 10 goles en cuatro fechas, de los cuales 9 fueron marcados por jugadores extranjeros (5 Teo, 4 Sánchez y 1 Mora) y solo 1 por un argentino (Pisculichi). Mientras que solo le convirtieron 1 tanto en contra (en el empate 1 a 1 ante Gimnasia).
La comunión entre la gente y el equipo es cada vez más fuerte, y el enamoramiento por la idea futbolística de Gallardo es un hecho. Solo bastó ver los aplausos espontáneos que surgían a cada rato, o el "ooooole" que bajaba de las tribunas. Este River parece haber recuperado la mística de galera y bastón de décadas pasadas y hoy se evidencia ante los ojos de generaciones que nunca tuvieron la posibilidad de disfrutar del paladar negro.
Mientras se siga por este camino, la satisfacción se transformará en fiesta. Cada fin de semana el hincha riverplatense se ilusionará con una nueva cátedra de fútbol. Queda demasiado por mejorar y esto recién comienza pero, si se mantiene la intensidad y el estado físico, no hay dudas de que este grupo irá por mucho más. En el banco, quedó demostrado, tiene un técnico que sabe lo que hace. Y esta noche, otra vez, la figura volvió a ser el equipo.
Macarena Álvarez Kelly
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