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domingo, 5 de octubre de 2014

Jugaron como pudieron

River y Boca igualaron 1-1 en un partido totalmente condicionado por el estado del campo de juego. Los de Arruabarrena se habían puesto en ventaja con un tanto de Magallán, pero sobre el final apareció Pezzella para igualarlo. Gago y Funes Mori fueron expulsados por Mauro Vigliano, de pésimo arbitraje.




En la previa, el superclásico tenía todos los condimentos. River, último campeón y puntero en el torneo, recibía a este irregular Boca, que aún parece estar recuperándose del mal paso de Bianchi. Pero faltaba el factor más importante. La tormenta que azota Buenos Aires y alrededores perjudicó el estado del terreno de juego, haciendo casi imposible el desarrollo normal del cotejo.

En el arranque ambos equipos se estudiaban, como intentando afianzarse en un césped que invitaba a cometer errores. La pelota no dejaba de estaancarse en los múltiples charcos que tenía el Monumental, y el espectador empezaba a darse cuenta que el partido se lo llevaría quien fuese más cuidadoso.

A los 22 minutos del primer tiempo, Boca logró ponerse arriba en el marcador tras un tiro libre muy bien ejecutado que llegó a conectar Lisandro Magallán ante la quietud de los defensores de River. El local perdió todo tipo de reacción después de que el Xeneize se pusiera en ventaja, y tuvo serios problemas para generar peligro.

La polémica se desató cuando Leonel Vangioni le entró duro a Leandro Marín, y el árbitro del partido decidió solamente amonestarlo. Fue el primero de los groseros errores del colegiado que, en cierta manera, también condicionaría el trámite del partido.

Llegando al final de la primera parte, Mauro Vigliano sancionó un penal inexistente para River, y expulsó a Fernando Gago, quien sorprendido le reclamaba al referí que había impactado el balón con la cabeza, y no con la mano. Rodrigo Mora fue el encargado de ejecutar la pena máxima, y la mandó por arriba del arco que defendía Orión.

En el inicio del complemento, Boca pareció entender mejor el partido, y empezó a manejar el trámite mientras River, imposibilitado para hacer su juego habitual, intentaba encontrar la manera de aproximarse. Cabe destacar que Marcelo Gallardo quería ser más ofensivo e incluía a Boyé por el amonestado Vangioni.

Para el local fue clave el ingreso de Germán Pezzella. El entrenador del Millonario entendió que el negocio estaba por arriba, y decidió que el defensor ingrese para jugar de delantero. Y le resultó, ya que a los 33 del segundo tiempo Ramiro Funes Mori envió un pelotazo cruzado que encontró a los centrales muy abiertos y le permitieron al recién ingresado resolver ante Agustín Orión, que no pudo evitar dar rebote y terminó pagando.

Todavía quedaría tiempo para la expulsión de Funes Mori, que fue con los dos pies para adelante sin medir el daño que le podía hacer a César Meli. El juvenil Boyé tuvo la última chance del partido con un cabezazo, pero no pudo darle dirección y este se extravió en el lluvioso atardecer de Núñez.

Claro está que este superclásico pasará a la historia solamente por las emociones que siempre regala, y por la polémica en el pésimo arbitraje de Mauro Vigliano. River continúa puntero e invicto, pero a la espera de lo que pase con Independiente, Racing y Lanús, rivales directos en la lucha por el torneo.





Facundo Orpelli

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