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sábado, 21 de junio de 2014

El héroe salvó la tarde

Justo cuando parecía que a Argentina se le escapaba la victoria ante Irán, apareció el mejor del mundo. Lionel Messi hizo un golazo de zurda en el último minuto del encuentro, y le dio tres puntos fundamentales a una selección que hoy mostró su cara más deslucida.




Un partido que en los papeles se creía fácil se complicó más de la cuenta. Argentina, con pocas ideas, tuvo muchos problemas para superar el cerrojo que proponía el humilde seleccionado iraní en los últimos metros, y sufrió cuando este salió de contra.

Los primeros minutos tuvieron a una selección nacional protagonista, intentando tomar el control del partido. Con Gago, Di Maria, Agüero, Messi e Higuaín desde el arranque, Sabella quiso dejar atrás las críticas que se escucharon luego del debut de Argentina en el Mundial. 

Irán se cerró y agrupó mucha gente en la puerta del área, obligando a que los jugadores que vestían la Albiceleste tuviesen que abrir la cancha e intentar ubicar a los delanteros mediante juego aéreo, materia en la que no se lucen. Mientras, soñaba con meter algún contragolpe y dejar knockout a la Argentina.

En la segunda mitad los asiáticos empezaron a complicar. Los contragolpes de la mano de Ashkan Dejagah y Reza Ghoochannejad obligaron a la respuesta de Romero. Y el tan cuestionado ex arquero de Racing demostró que está a la altura de defender la valla Albiceleste en el Mundial, aportando la seguridad que el equipo necesita.

Así se fueron consumiendo los minutos, y la selección nacional caía en la búsqueda casi desesperada del tanto que le permitiese ver la tabla del Grupo F con más tranquilidad. El ingreso de Lavezzi fue clave, ya que en los pocos minutos que disputó, le causó problemas al fondo iraní.

Cuando el partido se terminaba, apareció el mejor del mundo. Recogió una pelota por derecha e hizo el enganche para adentro, ese movimiento que lo caracterizó desde sus inicios y a través del paso de los años. Con una precisión absoluta ajustó el balón cerca de la base del palo derecho del arco que defendía Haghighi, quien tuvo el privilegio de ser espectador de lujo de esa genialidad de Lionel Messi. No hizo nada, pero hizo todo.

Más allá de la victoria, que siempre es importante, es un llamado de atención. Los de Sabella no jugaron bien y lo saben, sufrieron excesivamente y carecieron de rebeldía ante un rival que hizo su papel casi a la perfección. Pese al mal rendimiento, Argentina tiene al ancho de espadas: Messi.

Facundo Orpelli

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